Taberna La Chata

En plena Cava Baja, donde Madrid lleva respirando tradición desde hace más de nueve siglos, palpita Taberna La Chata. Somos ese rincón donde la cocina española de siempre te espera con los brazos abiertos, justo en una de las calles que mejor definen el alma de esta ciudad.

Un trozo de historia que sabe a gloria

Mira, la Calle Cava Baja tiene su miga. ¿Sabías que en el siglo XII esto era literalmente el foso que defendía la muralla cristiana? Imagínate la de historias que han pasado por aquí. Entre los siglos XV y XVII, la calle se fue llenando de posadas donde paraban los arrieros después de días enteros en el camino. Y esas viejas ventas, con el tiempo, se han convertido en algo increíble: más de 50 bares y restaurantes en apenas 300 metros. Es que no hay otro sitio igual en Europa, te lo digo yo. Cava Baja se ha ganado a pulso ser el santuario del tapeo madrileño.

Nosotros, aquí en el número 24 de Taberna La Chata, formamos parte de ese Madrid de toda la vida que sigue vivo pero que también recibe con los brazos abiertos a quien viene de fuera. Nuestra taberna es como una burbuja donde el reloj va más despacio, donde las prisas se quedan en la puerta y lo que de verdad cuenta es sentarte, relajarte y disfrutar de la comida española como Dios manda.

Cocina de las de antes, con todo el cariño

Nuestra carta te lleva de paseo por los sabores que han definido España durante generaciones. Son esos platos que piden su tiempo, que no entienden de prisas, que necesitan ese mimo especial para transformar cuatro ingredientes básicos en algo que te hace cerrar los ojos del gusto. Los callos a la madrileña —menudo clásico de casquería que llevamos horas preparando con su chorizo, su morcilla y ese toque picante que los hace únicos— son como un abrazo cuando el frío aprieta en Madrid. Y el rabo de toro... madre mía, qué decirte. Viene de la tradición andaluza más pura, se cocina despacito en vino tinto hasta que la carne prácticamente se separa sola del hueso. La salsa que queda es tan buena que vas a acabar rebañando el plato, ya verás.

¿Y qué me dices de los huevos rotos? Ese invento genial donde la yema se mezcla con las patatas recién fritas y el jamón ibérico... Es que la cocina más simple, cuando se hace con cabeza, no tiene rival. Nuestro jamón ibérico, cortado a cuchillo como manda la tradición, es pura poesía: años esperando el momento perfecto, cerdos que han vivido felices comiendo bellotas en la dehesa extremeña, un sabor que empieza fuerte y acaba con ese dulzor que solo el buen jamón tiene.

Lo mejor del mar y de nuestros campos

Vale, Madrid está lejos del mar, todos lo sabemos. Pero aquí tenemos una tradición de pescado fresco que para qué. Los calamares a la romana con ese rebozado crujiente que suena al morderlo, el pulpo a la plancha en su punto exacto (ni blando ni chicle, ¿me entiendes?), el bacalao rebozado que es historia pura de este país, las coquinas al ajillo que con cada bocado te teletransportan a cualquier chiringuito de la costa. Y de la tierra, qué te voy a contar: solomillos jugosos, un chuletón de medio kilo que impone respeto nada más verlo, carrilleras al oloroso que se deshacen con el tenedor y, por supuesto, las croquetas —ese exterior dorado y crujiente que esconde un interior cremoso— que son sagradas en cualquier taberna que se precie.

Para abrir boca tenemos de todo: morcilla de Burgos con ese punto especiado, torreznos de Soria que crujen que da gusto, tortilla de patata babosa por dentro (como tiene que ser, aunque ya sé que esto levanta ampollas), patatas bravas con nuestra salsa picante casera, boquerones en vinagre fresquitos. ¿Eres más de verduras? Tranquilo, que también tenemos: pimientos de padrón (unos pican y otros no, ya sabes), alcachofas con romescu y jamón que están de escándalo, berenjenas crujientes con un chorrito de miel de caña que es una locura.

Brindemos por las cosas buenas de la vida

En Taberna La Chata, una buena comida se remata como toca: con un flan casero que tiembla cuando lo traen a la mesa, con su caramelo líquido cayendo por los lados, o una tarta de queso cremosa que pone el broche de oro perfecto. Y claro, todo esto regado con vinos españoles que hemos elegido con mimo —un Rioja con cuerpo, un Ribera del Duero potente, un Rueda fresquito, un Rías Baixas que sabe a verano— porque el maridaje correcto hace que cada plato brille todavía más.

Tu mesa te está esperando en el corazón de Madrid

Venga, anímate y ven a vernos. Estamos en la C. de la Cava Baja, 24, en pleno Centro de Madrid (28005), con las puertas abiertas y los fogones a tope esperándote. Si quieres asegurarte mesa (que los fines de semana esto se pone hasta arriba), llámanos al 647 79 83 00 o pásate por tabernalachata.com para echar un ojo a toda la carta.

En Taberna La Chata, la tradición no es algo del pasado que miramos con nostalgia: es algo vivo que late en cada guiso que preparamos con las mismas recetas de siempre, en cada sobremesa que se alarga entre risas y anécdotas, en cada copa que se levanta para brindar. Es Madrid en esencia, sin filtros ni postureo. Te esperamos con una sonrisa y la cocina a punto. Porque aquí, como en las tabernas de verdad, no venimos a comer con prisa. Venimos a disfrutar de la buena comida y, sobre todo, de la buena compañía. ¿Te vienes?